La mandarina, esa pequeña joya cítrica que anuncia la llegada de los días frescos. Sin embargo, existe un error muy común al momento de comer mandarina y que nos priva de obtener valiosos beneficios para la salud. A continuación, te decimos de qué se trata.
¿Qué error se comete al comer una mandarina?
Al momento de comer una mandarina, se suele descartar una membrana blanquecina y fibrosa que se encuentra después de quitar la cáscara de este fruto, llamado albedo. El albedo se adhiere a la pulpa y forma una red entre los gajos.
La mayoría de las personas consideran el albedo una molestia al tener un sabor ligeramente amargo que interfiere con la dulzura de los gajos. Nos esforzamos por eliminarla por completo, dejando tras de sí una pulpa desnuda y brillante, lista para ser devorada. Pero al hacerlo, estamos desechando una parte crucial de la mandarina, rica en nutrientes y fibra.
Los beneficios del albedo
El albedo es una fuente importante de fibra dietética, esencial para una digestión saludable, la regulación del azúcar en sangre y la sensación de saciedad. Además, contiene flavonoides, compuestos bioactivos con potentes propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.
Estos compuestos ayudan a proteger nuestras células del daño causado por los radicales libres, contribuyendo a la prevención de enfermedades crónicas. Así que la próxima vez que consumas una mandarina, detente por un momento y observa esa capa blanca que instintivamente quieres desechar. Considera el valor nutricional y el potencial de sabor que contiene. Quizás, al probarla junto con la pulpa, descubras una nueva dimensión en esta fruta cotidiana.
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