Un 27 de abril del 2012, un grupo de investigadores que tenían el propósito de estudiar las consecuencias de un accidente aéreo, estrellaron un avión en Mexicali, concretamente en el desierto de la Laguna Salada, ubicado entre los límites de Mexicali y Tecate, en Baja California.
Aquel día, el avión tipo Boeing 727 con fuselaje muy parecido al de los aviones comerciales, fue equipado con cámaras, sensores y maniquís como pasajeros.
Asimismo, un total de seis tripulantes, incluidos el capitán y el piloto abordaron la aeronave con destino final a la Laguna Salada.
¿Cómo estrellaron el avión en Mexicali?
Entonces, despegó del Aeropuerto de Mexicali cargado con el grupo de investigadores quienes abandonaron el avión uno por uno, saltando en paracaídas.
Y, momentos previo a ser estrellado en el desierto, el propio piloto abandonó el avión, el cual fue piloteado vía control remoto para guiarlo hasta su desplome.
Así, viajando a más de 200 kilómetros por hora, el avión Boeing 727 colapsó contra el suelo de la Laguna Salada y terminó destrozado.
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¿Un experimento?
Todo se trató de un experimento por parte de científicos que querían indagar qué pasajeros no habrían sobrevivido a un terrible accidente aéreo.
En sus conclusiones, los investigadores detectaron que los pasajeros de la fila 7 en adelante serían los más afectados.
Mientras que los pasajeros sentados atrás, es decir, más cerca de la cola del avión, serían los menos afectados en caso de un accidente real.
De acuerdo con la información en medios, el experimento controlado fue realizado para un canal de Televisión de Estados Unidos.
Actualmente, los restos del avión Boeing 727 se sitúan en el Valle de Mexicali, a un costado de la carretera San Felipe-Mexicali y el lugar es visitado como punto turístico.
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