Las mujeres fueron identificadas como Megan Hess y su madre Shirly Koch, quienes finalmente fueron condenadas por vender órganos y cadáveres humanos durante un total de ocho años.
Ambas mujeres son originarias de Colorado, Estados Unidos, donde eran dueñas de una funeraria y entre los años 2010 y 2018, se dedicaron a diseccionar centenas de cadáveres para vender sus partes, todo esto sin el permiso de los familiares.
De acuerdo con la información recabada por las autoridades estadounidenses, la mamá y su hija mutilaron alrededor de 560 cadáveres durante ocho años, para así vender los órganos y partes del cuerpo a empresas de enseñanza.
Los hechos salieron a la luz, gracias a una investigación que terminó en una redada en la funeraria y arrestaron a las dos mujeres, destapando así una red de venta de órganos.
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Modus operandi de las mujeres
Finalmente, tras una larga investigación, se determinó cuál era el modus operandi de las mujeres. En la funeraria cobraban hasta mil dólares por cremaciones, pero estas nunca se llevaron a cabo.
En cambio, las mujeres vendían los cuerpos en partes y en algunos casos llegaron a vender el cuerpo completo.
La hija usaba formularios falsificados de donantes para así vender las partes de cadáveres, todo esto a través de una plataforma que les pertenecía.
Algunos de los cuerpos que vendieron, llegaron hasta Arabia Saudita, mientras que hubo personas que comenzaron a darse cuenta de que las cenizas que tenían no pertenecían a sus familiares.
Fue así como les dictaron sentencia a las dos mujeres, la hija fue sentenciada a 20 años de prisión y su madre a 15 años.