COLUMNA: Medio ambiente: ¿Somos todos los que estamos?

En varias partes del mundo, este caliente julio nos está demostrando –una vez más- que la Tierra nos transmite indicios claros, que las cosas no andan nada bien

José A. Ciccone
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Incendio forestal
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“Si la locura humana no encuentra una píldora que la pueda curar, y si esa píldora no la prohíben los locos que nos quieren ver multiplicándonos incesantemente, el reino de los humanos llegará a duras penas al 2100. A este paso, en un siglo, el planeta Tierra estará medio muerto y los que lo habitan, también
Giovanni Sartori

En varias partes del mundo, este caliente julio nos está demostrando –una vez más- que la Tierra nos transmite indicios claros, que las cosas no andan nada bien en materia ambiental y que el calentamiento global no es una ‘fiebre temporal’ ni se arreglará con cubitos de hielo. Europa toda está que arde, Inglaterra nunca en su historia, por lo menos medible, sufrió temperaturas tan elevadas como las de este 2022. Francia por el estilo y España e Italia están corriendo con la misma suerte. En nuestra región, se salvan San Diego y Tijuana por estar pegados a una refrescante costa, en cambio Mexicali y Tecate padecen del mismo calor infernal que sólo puede soportarse con la ayuda de aire fresco artificial, no quiero imaginarme cómo la pasan las personas que no pueden auxiliarse con aparatos mitigadores del calor como un aire acondicionado.

En varias ocasiones toqué este tema, siempre con la esperanza que lo expuesto, mueva sentimientos en mucha gente que todavía no quiere aceptar que el mundo está realmente dañado en su entorno climático y que si no se toman medidas urgentes, veremos comprometido seriamente nuestro futuro cercano.

Hace unos veinticinco años los ecologistas comenzaron a sumar interrogantes sobre el futuro, cuando nos empezaban a ilustrar sobre la deforestación brutal de bosques, contaminación de mares y ciudades, entre ‘otras bondades’ de la vida moderna; producto, entre otros factores o causas, de los crecimientos mal entendidos o de falsos desarrollos sociales.

Gracias a ellos iniciamos una toma de conciencia sobre nuestra cotidianeidad contaminada, empezamos a calificar y separar la basura, a cuidar más que nuestros hijos -y obviamente nosotros-, no arrojaran desechos en la calle y que respeten al máximo la limpieza, no como una cuestión meramente estética sino desde el ángulo de la conciencia.

Un Planeta más limpio y menos contaminado deriva en un mundo más sano. Las enfermedades desconocidas, los virus recurrentes de todas formas y estilo, la muerte repetida e inexplicable de niños con padecimiento de cáncer, -las estadísticas son alarmantes en este rubro-, y ocurre lo mismo con gente joven en la flor de su vida, más otras novedades por el estilo, son producto y resultado de un medio ambiente lastimado, sin duda.

Calor en en el mundo
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Si bien es cierto que la tecnología es causante de algunos de estos males, también es real que esta misma tecnología provee hoy los elementos para subsanar algunos de estos problemas y además aumentar el promedio de vida con nuevos descubrimientos, o sea que, no todos los desastres ecológicos pueden ser atribuibles a los adelantos tecnológicos, sino, más bien habría que analizar las distintas causas que provoca este deterioro ambiental progresivo.

Los que saben del tema, lo dicen bien

Según datos publicados por Giovanni Sartori, la destrucción de los bosques es una preocupación constante. “Los árboles no sólo oxigenan el aire absorbiendo el anhídrido carbónico, sino que también salvan el top soil frenando la erosión provocada por las aguas de lluvia; además, aumentan las reservas de agua de las laderas permitiendo la filtración de las lluvias en el subsuelo. Pues bien, la deforestación continúa a lo grande. Ya hemos perdido las cuatro quintas partes de los bosques que existían antes de que el hombre se dedicase a su destrucción. Y casi la mitad del último quinto está en peligro porque cada año se talan 16 millones de hectárea de bosque -dos veces el tamaño de Australia-, una devastación que por supuesto no se compensa con la reforestación”.

Y de agua, ¿cómo andamos?

Monterrey Nuevo León, padece la peor escasez de agua que se tenga memoria, varios Estados del Norte corren igual adversa suerte, por estos días es común ver en los medios tradicionales y redes sociales, fotos de suelos secos y tierra resquebrajada, como signo evidente de una sequía más que preocupante, alarmante. Por favor, no nos olvidemos que el campo y sus cultivos viven básicamente del agua y nosotros nos alimentamos de él.

Es una realidad incuestionable que el vital líquido es cada vez más insuficiente. En este 2022, son más de 8 millones de personas que mueren cada año en el mundo, en las zonas más pobres por beber agua contaminada. Hoy más de un quinto de la población mundial sufre escasez de agua potable. Para el año 2026, pronostican los entendidos, que 2.000 millones de seres humanos no dispondrán de agua bebible y, por ahora, es difícil sostener la tesis de que podemos remediar este mal quitándole la sal a las aguas marinas, todavía resulta inviable, por lo menos masivamente, por los altos costos que implican estos complejos procesos.

Este tema es muy extenso y nos da letra y motivo suficiente para más de un artículo, iremos abordando el asunto conforme los espacios nos lo permitan y sin ninguna inclinación apocalíptica, lo juro. Mientras tanto, una súplica, tratemos de crear conciencia a nuestro alrededor, descontando que los de edad madura ya lo estamos, sobre este golpeado equilibrio ecológico, que todos los días necesita de nuevas y veraces voces en el hogar, la calle, los medios de comunicación, las redes sociales, las escuelas y oficinas, los cines, campos deportivos y cualquier actividad que se realice con gente.

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